En esta sección se deja presentado un trabajo cuya elaboración es producto de las notas tomadas “obsesivamente” en cada clase a la que asistí como alumno a lo largo de años, así como de los apuntes registrados en mis propias clases, sobre las dificultades, logros y observaciones de los alumnos asistentes. Incluye reflexiones sobre lo vivido y percibido en años de práctica de este baile. Se brinda además, un marco de referencia clínica referida a la psico- motricidad, fisiología y anatomía del movimiento.
Se ha consultado bibliografía correspondiente a la historia económica, social y cultural de la Argentina en general y la ciudad de Buenos Aires en particular.
De alguna manera estos escritos son, también, testimonio de mi carácter de porteño de nacimiento, hijo de padres “tangueros” del Buenos Aires de 1930 – 1950 y dan cuenta, de alguna manera, de mis 60 años de vida en esta ciudad.
Las siguientes son algunos de los párrafos iniciales
El ser humano se mueve antes de nacer, en el útero materno. El hombre danzó antes de hablar. Se expresó con el cuerpo como lenguaje social, religioso (en sus invocaciones a los dioses). En estos pedidos (por lluvias, mejores cosechas, etc.) el danzante era un instrumento y tenía prohibido toda iniciativa personal. La mínima improvisación atentaba contra la eficacia de la ceremonia. (En este sentido, algunas culturas llevaron al máximo la codificación).
El movimiento dice más a pesar de su brevedad, que páginas enteras de descripción verbal (R. Laban)
Bailar es un lenguaje expresivo y hay que liberar los canales para escapar a los bloqueos que coartan la sensibilidad para el movimiento.
Todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles. La singularidad expresiva es el sello que nos identifica.
El trabajo que propongo tiene como objetivo sacar a relucir esa expresividad y pulirla (Si nos limitamos a imitar movimientos olvidándonos de nosotros mismos, habrá un “clonado” más en la pista de baile).
El abrazo. Instancia superior
A propósito de quienes crearon la primer danza de abrazo: se necesitaron 2000 años para llegar al abrazo (y a menos de 90 años de “descubrirlo”, vamos a dejar de abrazarnos para bailar separados y en forma coreográfica?).
“Las modas”:
Cada uno elegirá una estética a la “moda”, standard, impostada, deformante, incómoda, o una estética propia surgida del personal sentir y expresada según el propio cuerpo y sus características morfológicas, sus posibilidades y sus límites, con acciones posibles, cómodas, de fácil resolución, disfrutables.
En estos escritos se intentará dar elementos para desarrollar la segunda opción.
Para quien se baila?
El tango bailado debe ser, antes que nada, bien vivido por la pareja que lo baila y no para mostrar a una platea. Se trata de una expresión (la de nuestro ser) y no una “representación” predeterminada. No se propone “representar” una coreografía sino expresar cada uno lo que la música le produce.
Lo básico no es “el paso básico”
Consecuente con el concepto de ser una danza de improvisación, la mujer (y el hombre) no tienen porque saber de memoria ningún paso. A veces a fuerza de repetición del bailarín, o por causa de los métodos de enseñanza con “pasos básicos” coreografiados, Ella (y El) bailan “de memoria” o en forma automática.
La mujer no debe “obedecer”
La mujer tiene un rol mucho más activo, elevado y estimulante para ambos, que el supuesto “buena bailarina es la que obedece”
La tarea: aprender a escuchar y dar respuesta a la propuesta de EL
Es de a Dos. Ella y El: distintos y complementarios. No hay uno superior al otro.
Lo que importa es que hagan algo juntos. Donde cada uno lo hace con el Otro, para el Otro, gracias al Otro. Desde caminar, frenar, cambiar de dirección, etc.
“Desde el alma”
Puede nombrarse muchas cosas sin decir nada o haciendo falso alarde de supuesto saber. Del mismo modo pueden conocerse muchos pasos, figuras, secuencias y pueden ejecutarse desde lo técnico, de manera irreprochable pero…. sin esencia. (como dice el refrán: “Lo que Natura non da, Salamanca non presta”).
Primero, lo primero
Lo elemental al bailar será, como al caminar, no caerse, es decir tener equilibrio, saber pisar, Lo primero que se debe saber para hacer algo con otra persona es saber donde y como está parado uno mismo y el otro. Y si esa persona depende de nosotros y nosotros de ella, saber “decirle” nuestra intención y saber “escuchar” su respuesta.
Bailar sin imitar a ningún profesor o “modelo de exhibición”
La mejor imitación no vale nada en tanto no tiene nada propio. Donde estoy yo si mi gesto imita al de otro?.
Si algo nos llega del tango, si algo nos descubre de nosotros mismos, si a algo nos acerca (a nuestra propia historia, personal, única), entonces que ello se haga expresión a través de nuestro propio cuerpo.
Consecuentemente, no copiemos. No adoptemos. No imitemos. Que los maestros y modelos sirvan para que nos descubramos y no para bailar como ellos, sino como cada uno personalmente sienta ese tango.
La postura propia. El particular “estar puesto”. Descubrir y bailar las propias ganas, deseos y emociones, no las de otro.
Lo primero es la cabeza
Vieron una vaca caminando de costado o un pájaro volando hacia atrás? Los animales persiguen a su cabeza por el mundo.
Lo último que se mueve al caminar son...los pies. Las piernas y los pies no mueven al cuerpo, lo llevan que no es lo mismo.
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