Notas de opinión    
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Reflexiones del Tango “vivisentido” (bailado y visto bailar, recibido y transmitido)


"El Tango Baile nació en París"
Publicado en “Punto Tango” Nº 32, Junio 2009.

"Porque bailar siempre igual"

Publicado en “Punto Tango” Nº 31, Mayo 2009

El Tango no es banal.
El tango social, no el de escenario, antes que espectáculo visual para quienes observan, es vía de acceso a y  puesta en acto de nuestro ser más profundo. El ser humano difícilmente tenga acceso más pleno a la conciencia de sí y su expresión. Súmese a esto, la infinita posibilidad de crear y recrear permanentemente en cada movimiento.
Antes y por encima de una actitud exhibicionista  que le dice tácitamente a terceros observadores “mirá lo que hago”, es un hecho religioso en tanto religarse con uno mismo  y su pareja de baile. Ojalá puedan experimentar su vivencia.

El que no sabe disfruta menos
Seamos concientes de que podemos hacer. Así tendremos más posibilidades a nuestra disposición y seremos más libres de ejercerlas. Se abrirán alternativas  para repetir una acción, cambiarla, dejar de hacerla o  hacerla de otra manera según decidamos nosotros mismos. (Ej.:  la pierna no va sola, yo decido adonde,  como y cuando  llevo a mi pierna)
Dediquemos el tiempo necesario en saber (o re-aprender a) pararnos y saber donde está parada nuestra pareja. Luego nuestro camino será mucho más amplio y placentero. No nos apuremos en saber “un paso”. Ocupémonos en aprender a caminar con la pareja enfrente y sabremos hacer no uno sino muchos pasos.

Conciencia del movimiento. El idioma corporal
Mujer y Hombre en abrazo dialogarán un tango. El idioma será el movimiento. Por ello, en la medida que aumente la conciencia del manejo del propio cuerpo y el registro del de la pareja, mejora el “idioma” con el que se hablará y escuchará al otro. A mayor conocimiento y conciencia  del cuerpo, de sus límites y posibilidades, se dispondrá de mayor cantidad de recursos, de más alta capacidad y calidad de expresión.



El tango bailado por una persona o Una persona que baila Su tango?
Finalmente cada uno baila como es, “se deschava”. 
No hay “una” forma de bailar, hay tantas formas y expresiones como personas que lo hacen.
Muchas veces  quien a la vista, de lejos,  ofrece una imagen, en la “verdad” del baile (el abrazo en movimiento), su pareja lo siente mejor  o peor de lo que parece a ojos del observador.
Bailar el tango es una forma literal de “poner el cuerpo y el alma ”. Así aparece el abrazo cálido y cómodo o asfixiante, la postura natural y elegante o impostada, la ”marca” sutil o prepotente, el desplazamiento natural o forzado, etc. Antes o después se manifiesta quien lo practica.
Algunas personas en verdad bailan solas y usan una pareja para ello. Otros en cambio, bailan con y para su pareja de baile.
Por más de un motivo, bailar el Tango es una forma de “pararse” frente a la propia vida, una metafórica y literal forma de convivencia (con la pareja de baile en los tres minutos que dura ese tango) y es la intransferible posibilidad del ejercicio de la libertad. Luego,  cada uno lo vivirá como pueda.

No somos los mismos antes y después de bailar plenamente, un tango
Bailar un tango puede entenderse como una dialéctica. Esta vivencia además de catártica (he bailado con señoras que han llegado a emocionarse hasta las lágrimas luego de bailar una secuencia, doy fé) es un movimiento que  en su permanente  creación y recreación,  deviene en nuevas percepciones que contienen y superan las previas.

A propósito de “lo nuevo” vs. “lo viejo” y del bailar “desabrazados”
En estos tiempos se sacraliza “lo nuevo” como sinónimo de “avance” o  “búsqueda”. Esta suposición facilista  deviene  también fácilmente  en que “si algo tiene años hay que ignorarlo o descalificarlo”. Corresponderá con el mismo criterio, caminar con las manos pues con los pies es muy antiguo?
Hoy bailamos creaciones interpretadas en las décadas de 1930 a 1950 o anteriores (el caso de los Sextetos de  O. Fresedo,  J. De Caro, etc)  Se trata de registros y agrupaciones  no superadas aún desde hace setenta o más años. En cambio, cual será el legado, quien bailará algo de los conjuntos o “búsquedas” actuales no dentro de setenta, de acá a dos años?.

El abrazo, no el enlace,  como expresión superior de comunicación humana.
El ser humano danzó primero en tanto especie. Lo hacían  mujeres y hombres agrupados en círculos con golpeteo de pies en la tierra. La expresión luego ascendió por el cuerpo y diferenció géneros al llevar el baile a las caderas con su sensualidad latente. Finalmente completa su ascenso y llega al pecho, al corazón, al abrazo, llega el Tango.
Hicieron falta 2000 años para el Tango y aunque  algunos hoy con una porteñidad  desangelada y para turistas lo dilapidan en imposturas sobreactuadas o en acrobacias sin alma, sigue siendo una de las maravillas de este mundo: danzar abrazados!.

El abrazo tanguero es lo mejor, no por nuestro, sino por abrazo.
He aquí una de las principales claves de la  revalorización y vigencia universal del Tango: una de las más elevadas creaciones  de las que fue capaz el ser humano: la danza en abrazo. Y cuando lo reconocen desde otras culturas, sajona, germana, oriental, nórdica, etc   (que eso vienen a buscar a Buenos Aires), en un trabajo a destajo de autosaboteo,  algunos en una modernidad equivocada lo olvidan y pasan a bailar Tango como si fuese gimnasia recreativa.
Hace 500 años nos cambiaron espejitos de colores por metales preciosos. Hoy el metal precioso del baile en abrazo  lo sepultamos para consumir nuestros propios espejitos de colores que incluyen  desde la pirueta acrobática a la cuadratura del círculo de la electrónica aplicada
Los post decareanos “rompieron el molde”. Empecemos por reconocerlo, continuemos por disfrutarlos y bailemos sus obras como fueron creadas, sin imposturas y sin “verso “.

“Pugliese, Pugliese, Pugliese.”
Con esta expresión popular en Buenos Aires  se invoca   cabalísticamente el pedido de buena ventura y el conjuro de toda desgracia. No es casual. Se me ocurre  asociar la elección de su nombre con la magia bienhechora de su música y su insuperable estilo interpretativo.
Si con Pugliese el tango se hizo inmenso, infinito, será justamente por eso, por no poder en la pista estar a la altura de su música que lo ningunean  pasándolo muy poco en las milongas, olvidándolo?.
Yo, que no sé todavía como bailar toda la emoción que su tango me produce, me quedo con los clásicos, me quedo con usted Don Osvaldo,  como punto de partida y llegada.

 











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